Early childhood
Tengo algunos recuerdos muy claros de cosas cotidianas que me molestaban en la infancia.
Que feo era cuando algun "grande" me queria sonar la nariz. El procedimiento era el siguiente: me apretaban un pañuelo con sus dedos grandes en mi nariz chiquita, decian "sopla" (sopla? eso no es soplar), y despues haciendo un movimiento al estilo pinza los abrian y los cerraban sobre mi pobre nariz, a un ritmo que nada tenia que ver con mi "soplido", generalmente dejandome los mocos colgando y la nariz lastimada.
Otra era cuando te querian poner las zapatillas, siempre algo quedaba incomodo, o la parte del talon doblada para adentro lastimandote atras del pie, o la lengueta arrugada, y eso dolia.
Ni hablar de cuando te ponian los aritos, mas precisamente "las perlitas", que te enroscaban la tuerca hasta que te cortaba el lobulo de la oreja y habia que tener mucha suerte para salvarse de la infeccion con pus.
Y lo peor de lo peor: el tratamiento para los piojos. Despues de esos productos toxicos, te rastrillaban la cabeza con un peine fino de metal. Y te la regalo si tu cabeza era una maraña de rulitos como la mia.
Que feo era cuando algun "grande" me queria sonar la nariz. El procedimiento era el siguiente: me apretaban un pañuelo con sus dedos grandes en mi nariz chiquita, decian "sopla" (sopla? eso no es soplar), y despues haciendo un movimiento al estilo pinza los abrian y los cerraban sobre mi pobre nariz, a un ritmo que nada tenia que ver con mi "soplido", generalmente dejandome los mocos colgando y la nariz lastimada.
Otra era cuando te querian poner las zapatillas, siempre algo quedaba incomodo, o la parte del talon doblada para adentro lastimandote atras del pie, o la lengueta arrugada, y eso dolia.
Ni hablar de cuando te ponian los aritos, mas precisamente "las perlitas", que te enroscaban la tuerca hasta que te cortaba el lobulo de la oreja y habia que tener mucha suerte para salvarse de la infeccion con pus.
Y lo peor de lo peor: el tratamiento para los piojos. Despues de esos productos toxicos, te rastrillaban la cabeza con un peine fino de metal. Y te la regalo si tu cabeza era una maraña de rulitos como la mia.
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