Virtual insanity

Quedo con mi madre en encontrarnos a las 6 en la esquina de Maipu y Diaz Velez. Faltan apenas 10 minutos para las 6 y yo me encuentro corriendo por Juramento hacia Cabildo. Hasta los dias en los que hago todo bien pasa algo que adelanta las agujas del reloj, no se, no le encuentro explicacion, pero es un hecho: no puedo ser puntual.
Entonces espero al 60 paradita entre la multitud sobre Juramento, y me pregunto cuantos habran pasado. Porque uno espero en la vida millones de colectivos, pero hay algo en esperar al 60: pasan tantos que siempre tenes la sensacion de que es medio una loteria, te subis en este y no en aquel, y ahi anda a saber con quien te vas a encontrar, que vas a ver, que vas a pensar arriba del bondi. Porque claro, toda mi introspeccion en el transporte publico esta absolutamente influenciada por lo que tengo alrededor, y lo que tengo alrededor depende puramente de la suerte de subirme a uno u otro colectivo.
En fin, me tome ese 60, semi vacio, con mi asiento preferido libre. Ochentaporfavor y mientras camino hasta el ultimo de la fila de uno, ese que esta mas alto, veo a Lala o a su doble de riesgo. Ah no, un flash. Sera Lala? Llego a mi asiento casi convencida de que si. Los mismos aros plateados, esos rulos negros levantados en una especie de rodete y cayendo, y si, su cara. Pero que loco, no puede ser. Buenos Aires es enorme. Somos cuatro o cinco personas en ese bondi. Una de ellas soy yo. Otra es Lala.
Seguimos por Cabildo y la miro desde atras. Hay un asiento vacio entre nosotras. Yo se que ella es Lala, o creo que es Lala, y tambien tengo la certeza de que ella no tiene ni idea de que estoy a centimetros de su asiento pensando todo esto. Debatiendo en mi mente si tocarle el hombro y preguntarle si es ella. Muriendome de ganas de decirle: Hola, Lala, genia. Pensando si no sera invasivo, no terminando de entender las reglas donde el mundo virtual y el mundo real se encuentran: en el 60 una tarde de miercoles, ponele. Sentirme una ridicula por no poder dejar de hacerme estas preguntas, mientras la miro acomodarse sus headphones. Que escuchara Lala? En que pensara Lala, mientras yo pienso en que pensara Lala? Y si, me encantaria saludarla, pero no quiero joderla. Porque timida no soy eh, pero tampoco es cuestion de andar incomodando a alguien que jamas te vio en la vida. Quien sabe. Y ahi me distraigo mirando a un pendejo que no para de joder a su abuela y a su mama con una especie de varita que hizo enganchando tres pajitas (vos tambien lo mirabas, Lala?). Vuelvo a Lala, a sus rulos preciosos, como brilla tu pelo nena, con que te lo lavas? Pero como no la voy a saludar, si nos vemos las caras seguido, si nos "contamos" lo mas desubicado o intimo o impresentable, si se como le gusta el cafe y el te o que gustos de helado prefiere, y de golpe estoy ahi, a dos asientos, y ya no se si "esta bien o no" saludar. Bueno, ahi ya estamos por Olivos y quizas despues de todo ni sea Lala, asi que basta de divagar y a prestar atencion que ya son 6:10 y lo unico que me falta ademas de llegar tarde es pasarme de parada.
En eso se levanta: los zapatitos rosas -sus zapatitos rosas-, una bolsa de Jumbo en cada mano, un pin de Betty Boop en la cartera. Linda, divina. Lala. Absolutamente.

Se bajo y la mire por la ventana hasta que arranco el colectivo.
Yo baje una o dos paradas despues, con una inexplicable tristeza por no haberla saludado.

Hola, Lala.
La proxima te doy una abrazo, eh. Estas avisada.