Saturday, April 21, 2007

Saturday morning chronicles

Sabado a la maniana en el West Village, en bombacha, me fui a dormir con los ojos pintados y me desperte medio escracho, con cara de noche agitada, o que otra cara iba a tener de todas formas? Lo veo vestirse para ir a trabajar al maldito brunch, lo escucho putear mientras agarra su bolso porque trajeron una computadora nueva al restaurant y el caos puede anunciarse. Yo lo despido mientras nos decimos algunas incoherencias, aunque a lo mejor sea solo yo. Se va, tomo agua y me como un alfajor blanco. Me gusta mas el negro, si, pero a la maniana, no se, me pinto blanco. Mas light? Ja.
Tomo agua, litros de agua, y me lavo los ojos. Son apenas las diez y creo que me quede dormida pasadas las seis, hay noches en que uno elige irse a dormir, otras noches simplemente se duerme. Me dormi en la paz del abrazo mas hermoso del mundo.
Ayer a la tarde perdi un saquito violeta. Iba caminando con unas bolsas de Barnes & Noble por la sexta avenida, hacia calor, me saque el saquito y lo colgue de mi bolso, todo esto mientras hablaba por telefono, viste como soy yo, cero eficiente con el multitasking. Y de todo lo que podia pasar, bueno, paso la tragedia del saquito violeta. Entendes que si perdia el negro me chupaba un huevo, o el que es tipo azul grisaceo, ese tampoco hubiera estado tan mal. Pero el saquito violeta fue una de esas perdidas dolorosas. Era un saquito pulgoso reventado con miles de anios encima, de un violeta oscuro alucinante, de esos que amas porque resisten cualquier dia tarde o noche, los que llevas hecho un bollo en la cartera o revoleas por ahi y se la bancan y nunca se manchan mal ni se terminan de romper. Mi unico consuelo es que nadie mas que yo o alguien que realmente necesitara ropa lo podria amar asi. Dudo que alguien haya levantado ese trapo por la calle, no se. Yo igual hice toda la reconstruccion de la caminata pero nada, llegado el final del recorrido no quedo otra que asumir la perdida.
A la noche ahogue mis penas en unas piscolas que acompaniaron los fideos con salsa que hicimos con la Rata y D. D se habia tomado media botella de whisky y estaba resfriado y todo eso nos llevo a concluir que encagargarle la salsa quizas no habia sido la idea mas brillante. Tenia muchisima pimienta. Claro que le pusimos una montania de queso rallado y nos lo comimos igual. Es que siempre hay que tener "un buen colchon", decimos, antes de ir a una fiesta de esas.

Y despues, una fiesta de esas.

Y ahora, una mezcla de reviente y acelere de estos.

6 Comments:

Blogger marina k said...

puse mi bloglines porque sabía que habría algo tuyo, y acá estas. Yo acabo de comprar una entrada para una fiesta de esas, las que te dejan en abrazos hermosos y aceleres con pocas horas de sueño. estoy empezando a adorar tus crónicas de Ny. lo del saquito violeta y su pérdida lo entiendo perfecto, si nadie más que vos va a quererlo tanto, por qué la injusticia de perderlo? ya hice mis compras de sábado por la mañana, en buenos aires llueve, suena la radio, ayer recibí una buena noticia y hoy por fin voy a estudiar. tus post contagian armonía y no sabés cuánto se agradece. me encantaría verte en una fiesta de esas, quién te dice... no? un besote, maru

11:49 AM  
Blogger mer said...

Ura, seguramente alguien encontró tu saquito y se lo quedó y le alegrase el sábado.

Las mejores zapatillas de mi vida fueron (¿son? las sigo usando a pesar de su estado calamitoso) unas que encontré tiradas en la calle en el East Village. Llámenme zaparrastrosa, linyera y cartonera todo junto, pero iba caminando por la calle con M y junto a uno de esos containers de basura, apoyadas sobre la vereda (no sobre la basura, aclaro) estaban estas zapatillas puma grises y plateadas, en perfecto estado de conservación y mirándome con cara de "adoptanos". Pero lo increíble fue que me las probé ahí mismo y eran mi talle EXACTO. Las lavé (algo de conciencia higiénica tengo) y las adopté. Nunca tuve unas zapatillas tan cómodas, como si hubieran estado hechas a medida. Tanto las amé que dije "me voy a comprar las mismas para tenerlas dos veces". Me fijé el código del modelo en la etiqueta y las googlié, y resultó que solamente existen en Japón y en Corea. Así que bueno, nunca las volveré a tener, pero le estaré eternamente agradecida a la japonesa (o coreana) buena onda que las abandonó (quién sabe por qué, estaban como nuevas!) en esa callecita del East Village.

También era sábado a la mañana :)

(ufff me excedí, perdón)

5:24 PM  
Blogger Ana Wu said...

¡No! Qué feo lo del saquito. A mí me pasó con un reproductor de mp3 que se me cayó de una mochila agujereada. Lo peor fue pensar en el/la hija de puta que lo encontró con todos mis temas. Y con sus temas. Y con nuestro tema. En fin, no hay palabras de consuelo.

6:59 PM  
Blogger rox said...

Horrible lo del saquito, te entiendo.

9:04 PM  
Blogger Maggie said...

me muero si alguna vez pierdo mi saquito color... no se. a veces es cemento, otras gris, otras verde humedad. pero combina con todo a todas horas
La acompaño en el sentimiento Sra.Urala

Ah, y cómo se viene la primavera en el Norte!

7:33 AM  
Blogger U. said...

lolamaar: que lindas tus palabras! esas fiestas hacen bien, te lo juro. Ya me contaras de la tuya. Y si, quizas nos veamos (o volvamos a!) en una fiesta... las de NYC son divertidas... uno nunca sabe :)

mer: nada de excesos! amo estas historias, de verdad. Es como un mini post en mis comments, un honor. Fotos de las zapatillas! Quiero ver. Besotes.

ana wu: perder el mp3 es devastador, que te puedo decir. Animos.

ro: no estoy exagerando, no? gracias por entender!

magic: enteonces te aconsejo que no quieras hacer trescientas cosas al mismo tiempo como yo, y que si te sacas el saquito te aferres a el con mas cuidado. Besotes desde aca, y si, la primavera se viene con todo para los que estamos de este lado eh!

2:52 PM  

Post a Comment

<< Home